Cada pasaje de la Biblia encierra en sí mismo un hecho prodigioso que nos puede resultar al recordarlo de gran ayuda, en un momento difícil.
No deben importarnos las circunstancias, sino lo que Dios ha establecido para nosotros. Esto es lo que ocurrió en medio de los trágicos tiempos en que los caldeos babilónicos estaban dominando a Jerusalén.
Jeremías mientras se encontraba en prisión recibió Palabra de Jehová, para que la transmitiera a un etíope llamado Ebed-melec.
Cuesta imaginarnos que en momentos tan dramáticos para el pueblo judío, pudiera haber una Palabra diferente para uno de los cautivos.
Pero es exactamente esto lo que debemos aprender: Por muy seria que sea la situación y por imposible que parezca su solución, siempre debemos recordar que el Eterno puede obrar milagrosamente.
Por incomprensible que resulte para nuestra mente humana, pensar siquiera que puede llegar hasta nosotros una bendición en medio de un trágico panorama.
Esto es exactamente lo que me ha ocurrido a lo largo de mis años de vida. En momentos en que todo parecía derrumbarse, siempre estaba el Todopoderoso para sostenerlo.
Aún sin saber de Jesús, el Creador siempre tuvo Misericordia de mí. Y esto resulta alentador para mirar el futuro con serenidad y hasta con alegría.
A un profeta en una cárcel difícilmente lo podríamos imaginar llevando una Palabra del Soberano, pero así ocurrió. Y teniendo además por protagonista a un etíope que también estaba cautivo.
Nunca olvidemos que la confianza en Dios es nuestro sostén aún en la más extrema adversidad.
Si confiamos todo es posible!
Podemos recibir nuestro BOTÍN en medio de la mayor dificultad!
Jeremías 39:18
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira