CARTA DE BERLÍN. DETROIT

Hola.
Hablar de determinados asuntos tiene sus riesgos porque actualiza temas que seguramente muchas personas quieren ignorar o en el mejor de los casos, olvidar rápidamente.
En la sociedad global de nuestros tiempos donde el éxito es el mayor detroit2logro de la supremacía del hombre, comentar sobre algo que se contrapone a esta idea es evidente que no resulta muy deseado.
Pero la realidad es pertinaz. Y no se la puede ignorar, ni aún tratando de pasar página rápidamente. Por esta razón comentamos acerca de Detroit, la ciudad que fuera uno de los grandes orgullos de los Estados Unidos.
Durante muchos años fue una especie de estandarte del triunfo de la economía y más específicamente de la industria automotriz. Pero en alrededor de medio siglo, del esplendor se pasó a la insolvencia.
Detroit perdió junto con la industria automotriz  todo el potencial que exhibía y desde hace varios años afrontaba la dura realidad de no poder seguir asumiendo la deuda que habían contraído sus gobernantes.
Mientras para algunos la situación no es otra cosa que la aplicación de las normas que rigen la sociedad, para otros fue el largo comienzo de un futuro incierto y sin esperanzas.
Mientras miles y miles de personas se han alejado de Detroit buscando otras alternativas, tal vez este sea el momento de mirar a Detroit no con los ojos de la codicia, sino con los ojos del Amor.
Como dice la Palabra de Dios…es el momento de llorar con los que lloran. Oramos para que la Iglesia del Señor asuma su enorme responsabilidad en este tiempo!
Oremos por ello.

Saludos  y bendiciones.
Diego Acosta García

www.septimomilenio.com

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