Hola.
En estos días los científicos comienzan a hablar nuevamente acerca de cómo se inició el Universo y de cómo se fue desarrollando hasta como lo conocemos en la actualidad.
En suma, nuevas palabras, para explicar palabras anteriores que se basaban en palabras que explicaban conceptos anteriores… Siempre palabras que van quitando el sentido a los contenidos originales.
La famosa partícula de Higgs parece explicar cuestiones que cada vez se complican más, porque cuando más se explican las cosas más se confunden, pues ignoran lo fundamental: El Universo que conocemos y el que no conocemos fue Creación de Dios.
Lo cierto es que frente a tantas palabras que resultan incomprensibles para quienes vivimos de una manera quizás más simple, pero más realista, pareciera que ha llegado el momento de hacer silencio.
No escuchar más palabras aunque nos sigan atosigando con ellas y llamarnos al silencio. No al silencio contemplativo que no busca otra cosa que la autosatisfacción.
Estamos hablando del silencio interior que nos acerca al Señor, el que nos permite buscarlo con fervor y a rendirnos ante su Grandeza. Ese silencio maravilloso que nos aisla del palabrerío mundano y nos permite el recogimiento espiritual.
Frente a las palabras opongamos el silencio, para poder escuchar el susurro con el que nos habla el Eterno, que muchas veces no podemos escuchar por tanto palabrerío que suena en nuestros oídos.
Gracias y bendiciones.
Diego Acosa García
www.septimomilenio.com