LA BIBLIA ENSEÑA

benseña

GÉNESIS
Este Libro que es el primero de la Torá y también el primero de la Biblia, tiene como nombre en hebreo Bereshit, EN EL PRINCIPIO. Los Libros del Pentateuco tienen como títulos identificatorios las primeras palabras, de allí que Génesis es llamado del modo indicado.
Génesis, tal como lo utilizamos proviene del griego y se origina en la traducción de los textos en hebreos al griego y que conocemos como SEPTUAQUINTA o LXX, en alusión a los 70/72 traductores que trabajaron en Alejandría, en tiempos de Ptolomeo II Filadelfo, entre los años 285 y 246 aC aproximadamente.
También Génesis es denominado en algunas publicaciones como Genealogía o Historia de los Nacimientos.
La autoría del Libro tiene una singular concordancia entre judíos y cristianos. Esa coincidencia está relacionada con el hijo de hebreos, perteneciente a la Tribu de Leví, del clan de Coat y de la Familia o Casa de Amram, según se puede comprobar en Éxodo 2:1-10; 6:16, Números 3:27; Hechos 7:22.
Estamos hablando del hombre llamado Moshé y que en nuestro idioma es Moisés. Uno de los personajes más extraordinarios de la Historia Universal.
Los estudiosos estiman que el Patriarca escribió los Libros de la Torá o Pentateuco, durante el tiempo en que el pueblo liberado de Faraón en Egipto, y que estuvo en el desierto. Esos cuarenta años pueden ubicarse entre 1.446 y 1.406 aC, según los datos que se indican en el Primer Libro de Reyes, en 6:1.
Es obvio que el último Libro de los cinco que escribió Moisés, fue terminado por otros autores, pues en Deuteronomio se aportan detalles de sus días finales y de su muerte.
Estas referencias al nombre del Libro y a su Autor, tienen el propósito de dejar aclarados algunos aspectos que pueden resultar de interés o de importancia para los lectores.
Lo cierto es que Génesis representa lo que a Dios le ha placido que conozcamos los hombres acerca de su Obra.
La Visión del Eterno sobre cómo fue Creado el Universo a partir de sus orígenes, se aparta de los aspectos científicos. Por el contrario nos revela su interés en que nuestro conocimiento se centre esencialmente en lo que podríamos llamar la Historia de la Humanidad. En los principios de esa Gran Historia, que podríamos llamar también el Gran Plan de Dios para los hombres.
Por esta razón Dios no ofrece prueba ni justificación acerca de lo Creado, porque se trata de su Decisión y de su Ejecución. Podríamos afirmar que Génesis es el comienzo de la Revelación de Dios para que los hombres podamos comprender sus Propósitos.
Estamos pues delante de la más grande obra emprendida nunca: La CREACIÓN y la Historia de la Humanidad!
Diego Acosta

www.septimomilenio.com

LA BIBLIA ENSEÑA

benseña

EL TEXTO SAGRADO

Abriendo por primera vez una Biblia, nos podemos preguntar: Que es esto que tengo delante de mí?
Y podríamos responder:
Un libro de historia
Una recopilación de textos orientales
Los fundamentos de una religión
Una novela de tierras lejanas
Un compendio histórico-geográfico
Todas estas respuestas NO son correctas, sencillamente porque la Biblia es el Texto de lo que Dios ha decidido que conozcamos de ÉL.
Algunos espíritus inquietos buscarán en sus páginas conocimientos que difícilmente se hallarán en libros de distintos orígenes.
Otros, intentarán aproximarse a algunos acontecimientos de la Historia Universal.
También habrá quienes impulsados por la voracidad de sabiduría, intentarán descubrir que cosas ocultas tiene la Biblia para los hombres.
Seguramente para todos los que no busquen al Dios verdadero, la Biblia los podrá sorprender por su riqueza infinita. Pero solamente los que busquen conocer la Palabra de Dios, encontrarán lo que están buscando!
Durante miles de años la Biblia ha sido, es y será el punto de reunión de los hombres con Dios. Es el vértice grandioso, donde convergen las necesidades espirituales con quién es el Único que es capaz de comprenderlas y de responderlas.
No hay otro Texto que pueda cumplir esta misión, porque no hay otros textos que contengan la Palabra del Eterno.
Por estas razones cuando comencemos a leer la Biblia, debemos remitirnos a lo que está escrito, no a las especulaciones o interpretaciones que podemos hacer los humanos.
La Biblia se explica por sí misma, porque si no fuera así, sería como pretender explicar o interpretar lo que nuestro Creador ha deseado expresar o ha determinado realizar.
Leamos con humildad la Biblia!
Recordemos a cada momento ese tiempo precioso de nuestra niñez, cuando comenzamos a distinguir cada letra del abecedario y un día aprendimos a escribir nuestro nombre!
Seamos humildes, porque solamente siendo humildes podremos tener una dimensión mínimamente acertada de nuestra humana pequeñez!
Con ese ánimo leamos la Biblia!
No importa la magnitud de lo que ignoramos. Lo que importa es que estamos en el inicio de un maravilloso Camino que nos acercará al conocimiento de la inabarcable Grandeza de Dios.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com