CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO
ESTUDIAR FUNDAMENTA LA FE
Recuerdo un hermano que me preguntó que había que hacer cuando se tenía la certeza de que Dios nos ha hablado, pero no entendemos el mensaje.
Le pregunté si eso le había ocurrido a él y por supuesto, me contestó que sí, que le había sucedido y se había quedado muy preocupado.
Por eso buscaba una solución, pidiendo que lo ayudara en una situación en la que se sentía triste y desorientado y sin saber cómo proceder.
Con especial cuidado le expliqué al hermano por qué se había producido la situación y como se la podía solucionar en el futuro.
Lo primero que le traté de explicar es que Dios no habla difícil ni busca que no le comprendamos. Todo lo contrario, la dificultad no está originada en lo que el Eterno habla, sino en nuestra capacidad para entender lo que nos dice.
Ese es el verdadero fondo de la cuestión: No ser capaces de interpretar lo que el Dios nos habla, por no estar debidamente preparados para captar su mensaje.
Y para esto hay una solución sencilla y eficaz, que no es otra que ESTUDIAR su Palabra.
El hermano puso cara de sorpresa y dijo: Otra vez con el tema del estudio, yo pensé que había otra solución mejor…y más rápida.
La solución es la mejor, pero rápida solo lo será en la medida en que pongamos interés y esfuerzo en conocer lo que Eterno nos ha hablado a través de los escritores inspirados de la Biblia.
En este punto terminó la conversión y al día de hoy, ignoro que habrá hecho este hermano, porque a pesar de mis intentos, no lo he vuelto a ver. Cosa que lamento muchísimo.
Sin embargo el ejemplo tiene total vigencia, porque solamente estudiando con esfuerzo la Palabra, entenderemos cuando Poderoso nos hable y así podremos ser útiles a quienes sepan menos que nosotros.
Precisamente en esto se basa el discipulado, el que sabe más enseña con humildad al que sabe menos y así se forma la cadena, que deseamos sea interminable, de hombres y mujeres que buscan al Todopoderoso, estudiando su Palabra.
Demos gracias a Dios por esta enseñanza, que nos capacita para entender nuestro futuro como sus hijos.
Diego Acosta