Caminando por el paseo que bordea uno de los dos ríos que cruzan la ciudad donde vivimos escuchamos este comentario: Para qué sirven los cisnes? Qué cosa más inútil…
No escuchamos la respuesta pero pensamos en las palabras pronunciadas por la persona que se alejaba junto a su acompañante. Mientras tanto disfrutábamos mirando los movimientos de una pareja de cisnes.
Nos llamó la atención, el sentido de la pregunta. Para que sirven? Y a su vez nos preguntamos: Y por qué tienen que ser útiles los cisnes? Según la señora que escuchamos, no sirven para nada.
El tema podría haber quedado en ese intercambio de preguntas, pero en el fondo se trata de algo mucho más importante, que no es otra cosa que cuestionar la Creación de Dios.
Cuando afirmamos que algo de todo lo que conocemos no nos gusta o nos parece sin sentido, en cierta forma estamos afirmando que Dios se ha equivocado.
Por otro lado, si no creyéramos en Dios, podría suponerse que lo que sí se equivocó fue ese ruidito al que se le atribuye la creación o que el elefante del que evolucionaron los cisnes, también tuvo un resultado errado.
Por eso estamos seguros que, en la Grandiosidad del Eterno, también hay espacio para la existencia de los cisnes, que con su sola presencia nos alegran la vista y nos hacen alabar al Autor de todo.
Génesis 1:31
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira