CIUDADANOS

 

Hace poco tiempo dos creyentes discutían con mucha vehemencia y de forma cada vez más acalorada, tanto que consiguieron llamar la atención de las personas que estábamos cercanos.

Al subir el tono de sus palabras y la acritud de sus gestos, decidimos intervenir, pero antes lo hizo una vieja maestra de la escuela bíblica, que primeramente hizo prevalecer sus años.

Les preguntó quienes discutían tan airadamente, cuál era el motivo de sus diferencias y ellos le contestaron casi a dúo, que discutían sobre temas relacionados con el futbol.

Entonces ella les preguntó: Discuten así sobre el futbol? Cuesta trabajo comprender que ese sea el verdadero motivo. Ellos ampliaron el concepto: Estamos discutiendo sobre las selecciones nacionales…de futbol.

Entonces no están hablando de futbol… están hablando de nacionalidades y esa es la verdadera causa de la discusión. Los dos hombres quedaron sorprendidos por esta afirmación.

Se miraron y finalmente terminaron aceptando que las diferencias que tenían, en el fondo estaban motivadas por la nacionalidad de cada uno, representada en este caso, por las selecciones de futbol de cada país.

Este reconocimiento motivó un cambio sustancial en la situación, provocando que la maestra les llamara a la reflexión a propósito de la nacionalidad.

Si ustedes se llaman hijos de Dios, son ciudadanos del Reino y por tanto deben considerar que el país donde nacieron no determina su verdadera identidad. Acaso es más importante ser ciudadano de un país que del Reino?

Lucas 11:2

Diego Acosta García

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