Comentábamos en una reunión de amigos como habían sido nuestros años de juventud, recordando episodios y momentos personales.
Pronto de agregaron algunos jóvenes, hijos en su mayoría de quienes estábamos evocando otros tiempos y otras circunstancias.
La conversación tuvo un nuevo rumbo cuando los más jóvenes comenzaron a reírse de la forma de vivir de quienes tenemos más años.
Pero, al comparar experiencias entre las diferentes generaciones, vino a mi mente un pensamiento muy interesante.
Tenía la impresión que todo lo que se estaba argumentando ya lo había escuchado antes, con algunas diferencias como es natural, pero en el fondo todo era idéntico.
Pareciera que antes o después todos los hombres hemos hecho las mismas cosas, usado excusas parecidas y sobre todo, repetido los mismos errores…!
Entonces vino a mi memoria aquello que la Biblia enseña: La vida de los hombres es un continuo repetir historias, con nombres y escenarios cambiados, pero casi con el mismo guión.
Ni antes las cosas eran tan buenas como algunos piensan, ni ahora son mejores, como algunos creen!
En lo fundamental, los hombres y mujeres hacemos las mismas cosas que en el pasado hicieron nuestros abuelos y nuestros padres.
En el presente vemos como nuestros hijos y nuestros nietos, hacen lo mismo que hacíamos cuando éramos jóvenes.
La conclusión es tan sencilla como poco sorprendente: La historia es una continua repetición, de casi los mismos hechos.
Lo grave es que no aprendemos ni de los errores ni de los aciertos y los seguimos reiterando sin solución de continuidad.
Debemos orar por Sabiduría, para no ser tan esclavos del pasado!
Eclesiastés 1:9
Diego Acosta / Neide Ferreira