LA OTRA HISTORIA
Tras la grotesca parodia del juicio contra Dios, la condena estuvo a la altura de sus propósitos: Debería morir por fusilamiento.
En Moscú de madrugada tras ser acusado de genocidio y crímenes contra la humanidad, se cumplió la sentencia del tribunal.
Un grupo de hombres disparó al aire en las afueras de la capital de Rusia, consumando más que una afrenta una demostración del nivel de sus convicciones.
Algunas años más tarde la consumación de este tipo de hechos, llevó a los comunistas a impedirlos, principalmente entre los años 1923 y 1929.
La Majestad de Dios está por encima de la pequeñez de los hombres y de nuestros intentos por afrentarlo o de alcanzarlo.
Diego Acosta