CONDUCTA

 

Dv10Jn14
La mayoría de los hombres tenemos en común que tenemos una cierta actitud de envidia, para con aquellos hombres y mujeres que tienen ciertos niveles de notoriedad. Y esa actitud se acrecienta como se trata de hermanos de la fe.

La vanidad que rodea a los exitosos no parece ser un obstáculo para que pensemos que a nosotros también nos gustaría ser famosos. Esta es una realidad incómoda, pero realidad al fin y que debemos asumir con madurez.

Pensando en esto, nos preocupamos por la rapidez con que nos olvidamos todo lo que está escrito en la Biblia, como si hubiera Textos que no estamos obligados a tener presentes y como si fuera una opción recordarlos.

Los hombres que trascienden a la notoriedad pública tienen una mayor responsabilidad que quienes formamos parte de la mayoría anónima. Los hombres públicos deberían de tener actitudes ejemplares por varios motivos.

Quizás uno de los más importantes sea porque todo lo que hagamos o dejemos de hacer es observado por otras personas y entre ellos se cuentan los jóvenes. En en ellos en quienes debemos pensar cuando tomamos decisiones.

Si son decisiones correctas serán ejemplares. Si no lo son, serán pésimas referencias para quienes se están formando.

La Palabra de Dios nos enseña con rotundidad que a quién mucho se le otorga, mucho se le demandará. Y esta Verdad la debemos tener presente en todos los actos de nuestra vida.

Especialmente si tenemos algún nivel de notoriedad, pero también si somos el espejo en el cuál se puedan mirar nuestros hijos.

Proverbios 20:11

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

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