La llamada sabiduría popular, en algunas ocasiones acierta al referirse a determinadas situaciones.
Un ejemplo de lo que decimos es esta cita: Cuando la calma es grande, la tormenta será fuerte!
No recordamos si es exactamente así, pero refleja lo que ocurre en nuestras vidas. Cuando tenemos un tiempo de relativa tranquilidad o cuando creemos que tenemos todo bajo control…viene el conflicto.
Todas las veces que he pensado en esta cuestión, siempre he llegado a la misma conclusión: Este tal vez sea uno de los métodos que tiene nuestro Padre para mantenernos sujetos y también bajo su Autoridad.
Si los tiempos fueran siempre de bonanza, difícilmente nos acordaríamos de quién nos ha dado la vida, porque creeríamos que somos capaces de arreglarlo todo o de solucionarlo todo.
Cuando se nos presenta un conflicto, es cuando nos acordamos de Dios y que podemos apelar a ÉL cuando nuestras fuerzas se están agotando.
Y si ser seguidores de Jesús nos ocasiona dificultades o problemas, significa que estamos obrando en la dirección correcta, por lo que debemos esperar el auxilio del Supremo.
Por tanto demos gracias a los conflictos, por serios y graves que sean, porque si sus magnitudes son grandes, tanto más precisaremos del Eterno.
Y estaremos más cerca de ÉL.
Filipenses 1:29-30
ES – Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo,
no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,
teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que
hay en mí.
PT – Porque a vós vos foi concedido, em relação a Cristo,
não somente crer nele, como também padecer por ele,
tendo o mesmo combate que já em mim tendes visto e, agora, ouvis
estar em mim.
Diego Acosta / Neide Ferreira