Mateo 14:13:21
Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.
14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. 15 Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.
16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
El Señor había recibido la noticia que Juan el Bautista había sido decapitado por orden de Herodes, la noticia le entristeció y decidió irse a un lugar desierto, deseaba estar a solas con sus discípulos, compartir con ellos y con el Padre, lo último que le apetecería era estar y hablar con gente. Sus planes no eran atender las necesidades de la gente, no tenía previsto ministrar, consolar, sanar, pero entonces miró, vio a la multitud y “tuvo compasión” y decidió posponer su propio descanso su tiempo a solas con los discípulos y con el Padre, aparcó sus planes, a fin de ayudar y satisfacer las necesidades de quienes sufrían. DEJÓ SU COMODIDAD Y APARCÓ SUS CIRCUNSTANCIAS.
Junto con Jesús estaban sus discípulos, las circunstancias eran las mismas, pero la diferencia era que los discípulos pensaban que aquella multitud no era responsabilidad suya. Pero Jesús va a enseñarles que sí que tenían una responsabilidad con ellos. Tal vez, los pensamientos de los discípulos podrían ser estos: nosotros no les hemos dicho que vengan, de hecho, teníamos otros planes que hemos tenido que interrumpir por culpa de ellos Además, nosotros no somos responsables de ellos, ya son mayorcitos y tendrían que haber pensado en lo que hacían, si ahora no tienen pan, es su problema y mejor que se vayan pronto o se quedarán sin cenar. Para respaldar ese pensamiento es importante recalcar que no fue Jesús quien buscó a la multitud, éstos oyeron que Él estaba allí y fueron a buscarle. Jesús y sus discípulos debieron navegar en línea recta, unos 9 km, la gente para llegar hasta donde se encontraba con sus discípulos debieron caminar unos 12 km.
Aquí estaba la diferencia con Jesús: la misma multitud que despertaba la compasión del Señor, era una molestia para los discípulos. Jesús, como el buen pastor, hacía suyo el problema de la gente, y si los apóstoles querían llegar a ser fieles seguidores de Jesús, tendrían que aprender este importante principio. Y nosotros también, porque esta forma de pensar que ellos manifestaron, no está lejos de nuestros propios corazones. Con cuanta destreza somos capaces de quitarnos de encima cualquier responsabilidad de hacer algo para ayudar a los demás.
Más intensa que la empatía, la compasión es la percepción y comprensión del sufrimiento del otro, y el deseo de aliviar, reducir o eliminar por completo tal sufrimiento. (LA COMPASIÓN PRODUCE ACCIÓN) “Dadles vosotros de comer”
Pr. José Gilabert – España
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