LO QUE ECHO DE MENOS
Todos somos conscientes de que vivimos tiempos difíciles, e incluso muchos nos atrevemos a decir que vivimos los últimos tiempos. Hay muchas personas que sin llamarse creyentes o cristianos, se dedican a estudiar las escrituras y a querer interpretar lo que dicen, aún más, lo que dice entre líneas, los que creen en un código secreto, los que buscan confirmaciones, también hay muchos que dicen hablar en el nombre de Dios.
Yo echo de menos aquellos hombres como Moisés, como Elías, Jeremías o como Jonás hombres que escuchaban la voz de Dios y eran enviados a hablar a su Pueblo Israel, o eran enviados a hablarle a un Rey y anunciarle que iba a ser quebrantado por Dios porque estaba esclavizando a un pueblo o eran enviados a una ciudad para decirles que por sus muchos pecados iban a ser destruidos desde el primero hasta el último. Echo de menos hombres como Noé que oyendo la voz de Dios se puso manos a la obra no importándole que le llamaran loco, mujeres como Ester que no tuvo temor de poner su vida en peligro para salvar a un pueblo, hay tantos y tantas.
¿Es posible que en este tiempo no haya ni uno solo que Dios pueda usar para enviarle a hablar a los usureros, a los que esclavizan, a los que humillan, a los que corrompen, a los que se enriquecen a costa de la explotación sexual e infantil, a los que se levantan como salvadores de la humanidad y venden armas a ejércitos asesinos, a los que llevan a las multitudes en pos de ídolos?
¿No hay nadie que le hable a los que están queriendo enseñar que a Dios no hay que tenerle en cuenta, que no pasa nada, que lo que hay que hacer es vivir como te dé la gana?
¿No hay quien les diga a los que aprueban leyes como el aborto que son unos asesinos que tienen sus manos manchadas de sangre inocente y que serán castigados?
¿Que los que dicen vive como quieras, que Dios es amor y al final todos seremos salvos, son lobos vestidos de cordero?
¿Donde están los profetas, donde están los que tienen que tocar trompeta, donde están los atalayas?
Solo escucho hablar de prosperidad, de bendiciones materiales y de cosas vanas que para nada sirven y que no llevan a ningún lado.
Se avecinan tiempos de mucho sufrimiento, la maldad está en aumento y a los hijos de Dios nos está tocando sufrir mucho, pero todavía vamos a sufrir más, se están levantando reyes, presidentes, gobernantes que endurecerán leyes, que perseguirán y matarán a los hijos de Dios y que nos marcarán como a ovejas y muchas otras cosas que ya están anunciadas en la palabra de Dios.
¿Seguiremos metidos en las iglesias?
¿Seguiremos en nuestros negocios?
¿Seguiremos preocupados por predicar muy bonito?
¿Seguiremos anunciando milagros y prodigios?
¿Seguiremos callando?
¿Seguiremos teniendo un oído selectivo?
Escuchar solo lo que nos gusta, los halagos, lo que me hace estar bien con todos.
Nuestro clamor tiene que ser: ¡Señor habla hoy, levanta voceros, levanta el Moisés de hoy, el Josué, el Jeremías…habla Señor no te calles!