CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

lourdes

FRAGANCIA DE CRISTO

 

En muchas ocasiones los cristianos pronunciamos las palabras de olor grato. y en algunos pasajes de la Biblia leemos a cerca del olor grato que sube a Dios.

Yo hoy me pregunto ¿estoy siendo olor grato a Dios?

En el Libro de Éxodo capítulo 30 Dios da instrucciones a Moisés para crear un perfume según el arte del perfumador, le da las medidas exactas para cada hierba, aceite, incienso que tiene que mezclar y le dice V. 36 …y lo pondrás delante del testimonio en el Tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa Santísima. Dios es el que sabe las medidas adecuadas para que el perfume sea el que Él quiere oler, y su nariz sabe distinguir perfectamente el olor auténtico de la imitación.

En el mundo de los perfumes es muy preciada la persona que crea las fragancias, pero aún mucho más valiosa es la nariz, de esa persona que sabe distinguir las mezclas, reconocer las flores, los aceites o las hierbas usadas para conseguir una fragancia. A esa persona no se la puede engañar y de hecho las casas de perfumes pagan grandes cantidades para tener a los mejores, pues hay mucha competencia y tener el mejor significa ser los primeros en el mercado, los más buscados, los más caros.
No hay ninguna fragancia creada por el hombre que pueda impresionar a Dios.
El tener esa sensibilidad para crear fragancias es un regalo concedido por el Dios creador a algunas de sus criaturas, así como otros son buenos diseñando naves, creando diseños de ropa.
Todos heredamos algo de los dones que tiene Dios, pero solo en Él está la perfección.
Dios tiene las medidas exactas de ese perfume que Él quiere oler allí donde derrame su presencia. Es imposible hacer nada mejor, pero también advierte que esa fragancia ha de ser cosa sagrada para Él.
¿Cómo puedo dar yo olor grato para Dios? Oliendo a Cristo y ¿cómo olía Cristo, que olor desprendió delante de la presencia de Dios? El olor que Cristo dio al Padre fue el olor del DOLOR, DE LAS LÁGRIMAS, DEL SUDOR, DE LA SANGRE, INCLUSO DEL MIEDO, EL OLOR DE LA MISERICORDIA, DE LA COMPASIÓN, DEL AMOR.
EL OLOR DEL SUFRIMIENTO, PERO TAMBIÉN EL OLOR DEL GOZO POR CONSEGUIR ALCANZAR EL PROPÓSITO POR EL CUAL ÉL HABÍA VENIDO A ESTA TIERRA.
Esa es la fragancia de Cristo y esa es la fragancia que debemos desprender los hijos de Dios!
Cualquiera que de otro perfume que no sea el aroma de Cristo será cortado. No nos conformemos con las imitaciones y busquemos dar el AROMA original.
Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Efesios 5:2

Lourdes Diaz

www.septimomilenio.com

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