EL AMOR PERSONAL DE DIOS
Para quienes han aceptado a Jesús como su Señor y Salvador, una de las cuestiones más difíciles de comprender es lo relacionado con el Amor de Dios.
Es relativamente fácil asimilar que el Supremo nos ama a todos los hombres y en especial a aquellos que somos llamados sus hijos.
El concepto es tan relevante que su comprensión es directa y en la mayoría de los casos no precisa de muchas explicaciones.
La cuestión es: El Amor personal de Dios!
Por qué nos cuesta tanto entender que este concepto por asombroso que nos parezca, es tan real como cierto?
Imaginemos que en una congregación en el culto principal del domingo, haya un número determinado de hermanos.
Todos forman parte del cuerpo de la iglesia, pero para la mayoría constituyen un grupo de hombres y mujeres que tienen la misma creencia y la misma fe…pero mayoritariamente nos resultan desconocidos.
Con el paso del tiempo comenzamos a aprender algunos nombres, lo mismo que nos ocurre con el nuestro cuando comenzamos a relacionarnos con otros hermanos.
Pero hay algo que resulta evidente: Casi nunca aprenderemos los nombres de todos los hermanos que congregan en el mismo lugar de Culto.
Puede ser por eso que nos resulte tan difícil de entender el Amor personal del Eterno!
La explicación más rotunda la tenemos en la propia Palabra de Dios!
ÉL Todopoderoso de Israel sabe de nosotros hasta cuando se nos cae un pelo de la cabeza. Como no habría de saber nuestro nombre?
Por mucho que a lo largo de nuestra vida podamos decir que hemos sido amados muy pocas veces, nuestro Padre sí nos ha amado y lo ha hecho desde siempre.
ÉL sabe como somos, que precisamos y que Propósito tien para nuestra vida. Además somos joyas únicas de su Creación.
Por tanto como no va a conocer nuestro nombre?
Y como no nos va a amar tal y como somos, si fuimos Creados por ÉL?
Guardemos en nuestro corazón esta maravillosa Verdad y aunque debamos afrontar las dificultades de la vida, debemos saber que ÉL siempre estará pendiente de nosotros.
Porque su Amor excede toda lógica y todo razonamiento. Tanto que envió a su Hijo para que fuera el último sacrificio por nuestros pecados!
Su Amor es el mayor tesoro que podamos poseer!
Diego Acosta