Cada vez que damos gracias por los alimentos recibidos, también estamos dando gracias por saber que ellos son una provisión del Señor, buena para nuestro cuerpo.
Esta cuestión que forma parte de nuestras diarias manifestaciones como creyentes, tiene sin embargo una implicancia mayor de la que le concedemos.
Bendecir y dar gracias por la comida, significa que también estamos respetando las normas alimentarias que el Señor dio a su pueblo.
Daniel nos dio un extraordinario ejemplo del cuidado que debemos de tener con los alimentos y el respeto que debemos de tener sobre lo que el Todopoderoso ha determinado sobre ellos. Y el valor que representa ser fiel al mandato recibido.
Recordamos a Daniel junto a sus compañeros cautivos en Babilonia, luego de que Nabucodonosor sitiaría y dominara la Jerusalén gobernada por el rey Joacim, de Judá.
Nabucodonosor mandó que Daniel y sus amigos recibieran otros nombres y que además vivieran de la forma en que se vivía en la corte de Babilonia.
Esto suponía comer los alimentos de la corte y beber del vino del rey de los caldeos, que estaban consagrados a sus dioses paganos.
Daniel pidió al jefe de los eunucos, bajo cuyas órdenes debía vivir, que les permitiera comer legumbres y beber solamente agua, durante diez días. Si soportaban la prueba, no deberían comer los alimentos de la corte.
Daniel y sus amigos, bajo la Gracia del Señor superaron la prueba y pudieron mantenerse libres de la CONTAMINACIÓN de los alimentos consagrados a otros dioses.
Aprendamos la lección sobre los alimentos!
Daniel 1:8
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira