En los difíciles tiempos que atravesaba Job, Elifaz le dio consejos. Podríamos pensar si Elifaz era la persona más adecuada para ayudar a alguien, pero resulta evidente que lo que habló fue bueno.
Tanto en el caso de Job como en lo nuestro personal, muchas veces podemos pensar si lo que se nos dice es bueno, dependiendo de quién sea el que hable.
En realidad siempre debemos escudriñar todo lo que escuchamos, lo que leemos, hasta lo que pensamos. Es lo que nos manda la Palabra de Dios.
El escudriñar deja de lado quién ha sido el que ha hablado o el que ha opinado, para centrarse en el mensaje que ha dejado.
De esta manera eliminamos el prejuicio que podríamos tener hacia determinadas personas, por su condición, por su origen o por tus antecedentes.
Procediendo de esta manera podremos escudriñar un consejo, libre de todas esas circunstancias que nos pueden inducir a pensar si es bueno o si es malo, desde una perspectiva de juicio anticipado.
Si Elifaz era el mejor consejero o si Job lo debería haber escuchado, no hace al fondo de la cuestión. Lo que resulta importante es analizar que fue lo que Elifaz habló.
Esto nos debe llevar a pensar que siempre debemos estar dispuestos a escuchar, del mismo modo que siempre debemos estar dispuestos a escudriñar.
Obrando de esta manera, nos libraremos de todo lo equivocado y nos abriremos a recibir al que Dios puede haber puesto en la persona más insospechada.
Así como debemos ser precavidos con los consejos, así también, tenemos que estar abiertos a recibirlos.
Job 22:23
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira