Muchas veces nos preguntamos: Que significa pagar costos por las decisiones personales? Precisamente este era el tema de una conversación entre varios jóvenes.
Las opiniones eran diversas y las conclusiones pocas, porque es difícil llegar a profundizar en un tema tan complejo y mucho más porque las variantes son múltiples.
Pero algo quedó más o menos claro. Para las nuevas generaciones que interpretan que todo les debe ser dado, simplemente porque les gusta o lo precisan, el solo debatir la cuestión era un significativo punto de partida.
Cuando tuvimos oportunidad de opinar dijimos lo que pensábamos: Que todas las decisiones implican un costo, que obviamente no tiene porque ser dinerario.
Si nuestra intención es vivir como el mundo quiere, nos sometemos a sus leyes impiadosas e inmisericordes. Si nos decidimos a ser fieles a nuestras creencias, también pagaremos el costo asumiendo compromisos.
Esta es exactamente la situación de las personas que deciden afrontar la vida juntos, obviando la cuestión del matrimonio y viviendo según las reglas permisivas de la sociedad.
Se puede hacer? Desde luego que sí. Es bueno hacerlo? Desde luego que no. El costo que tiene, por ejemplo el matrimonio, es que hay que tomar conciencia que no es descartable, sino defendible con firmeza.
Jesús asumió su vida terrenal sabiendo el costo que tendría que afrontar en un determinado momento. Lo asumió en plenitud, perdonó a quienes le quitaron la vida y la ofreció por nuestra Salvación. Ese es el ejemplo!
Génesis 3:22-23
Diego Acosta García