Que ocurre cuando oramos? Que es lo que pasa por nuestro corazón, por nuestra mente, por nuestro interior? Por qué nuestras oraciones muchas veces tienen tan poca firmeza?
Tal vez sea porque nos estamos retratando a nosotros mismos con nuestras oraciones, porque estamos dejando que nuestras oraciones se eleven junto con nuestras dudas.
Muchas veces hemos orado con tan poca convicción, que es como si no creyéramos en el Poder de quién las recibe, como si en el fondo estuviéramos más cercanos al escepticismo que a la verdadera creencia.
Es muy importante que analicemos serenamente esta cuestión, para que nuestra relación con Dios se sustente sobre bases verdaderas y no sobre lo que nuestro raciocinio nos impone.
Si oramos con falta de convicción es porque el poder de nuestra mente, de nuestra inteligencia, de nuestra humana sabiduría, se pone por encima del Poder verdadero.
Es fundamental que analicemos lo que nos ocurre cuando oramos, porque no solamente afecta a nuestra relación personal con Dios, sino que no prácticamente nos cerramos la posibilidad de ser intercesores.
El Señor Jesús nos dijo que Él era el Camino para el Padre y que a través de Él y solo de Él, nuestras oraciones llegarían hasta el Trono de la Gloria. No nos dejemos engañar por nosotros mismos.
Salmos 66:20
Diego Acosta García