Una tarde limpiaba con el máximo esmero una sencilla bicicleta. Un amigo se detuvo a conversar mientras me veía trabajar. Al cabo de unos minutos me hizo un comentario que tenía que ver con la situación.
Eres un fanático de la limpieza!
Le respondí que de ninguna manera era un fanático, además no limpiaba la bicicleta por el valor que tenía, sino porque siempre pensaba gracias a Quién la tenía.
Desde esa perspectiva todo cambia y por eso me esmero para que no solamente esté bien limpia, sino para que esté bien cuidada. No para que me mire nadie, sino para que Dios vea en mi gesto el agradecimiento que tengo.
Mi amigo contestó: Francamente nunca se me habría ocurrido un argumento semejante con relación a una bicicleta.
Le volví a insistir en la apreciación: Verdaderamente no tiene importancia el objeto de que se trate, la cuestión es ser fiel y cuidarlo, porque sabemos gracias a Quién lo tenemos.
Ante la insistencia mi amigo comentó que él nunca lo había considerado de esa manera y que simplemente lo que tenía era porque en su momento había dispuesto del dinero para poder comprarlo.
Entonces, le pregunté: Quién ha permitido que tuvieras el dinero para comprar, lo que sea?
La respuesta fue distinta a lo esperado: Yo tengo dinero porque me lo gano trabajando y por tanto no le debo nada a nadie. Entonces le volví a preguntar: Y Quién ha permitido que tuvieras trabajo?
Mi amigo no contestó directamente a la pregunta y se alejó pensativo. Yo, una vez más le di las gracias al Señor por todo lo que he recibido de sus manos!
Lucas 16:10
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira