Inclinemos nuestros rostros ante la Majestad del Señor y con humildad le demos gracias, por recordarnos este ejemplo maravilloso de adoración.
La humildad nos debe hacer reflexionar acerca de nuestros aires de grandeza, de superioridad, de riqueza, de vanidad y de egos.
Demos gracias al Eterno por este ejemplo inolvidable!
Proverbios 16:19
Diego Acosta / Neide Ferreira