Siempre habrá un momento trascendental, donde tendremos oportunidad de demostrar con hechos todo lo que afirmamos.
Esta frase, que quizás puede parecer un poco ampulosa, es la que transmití a un querido amigo y hermano, en un momento de grave dificultad.
Siempre he pensado que hablar es mucho más fácil y sencillo que obrar, sobre todo porque no dejamos mayores evidencias de lo que afirmamos.
Cuando estuvimos conversando con mi amigo acerca de la situación con la que se enfrentaba, llegamos a la conclusión que se trataba de una auténtica prueba.
En ningún momento estuvo en nuestro ánimo preguntarnos el por qué, pero si tuvimos la certeza que lo que estaba pasando debía ser enfrentado con decisión.
Oramos, clamamos, podríamos decir que tiramos del manto para pedir la Misericordia del Soberano sobre el problema y su solución.
Ese gesto de tirar del manto no fue el primero que hice y así se lo transmití a mi amigo, en el convencimiento que es una forma muy especial de mostrar confianza.
Por esta razón es que ante determinadas circunstancias, siempre será importante reaccionar con serenidad y con la plena seguridad que nuestra súplica será escuchada.
El Todopoderoso no abandona a los suyos!
Pero es necesario que ante la adversidad seamos consecuentes y nunca nos dejemos llevar por el impulso que nos plantea el enemigo, de alejarnos del Creador.
A mayor dificultad, mayor cercanía con el Padre!
Jesús en la hora de la angustia clamó y nunca se quejó por sus sufrimientos. Es verdad que nuestra humana condición nos puede hacer dudar, pero mayor debe ser la confianza puesta en Dios!
Hebreos 3:14
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
