La imagen de dos personas ante sendos platos de comida, hablando a través de sus artilugios, además de ser apabullante, nos debe llamar a la reflexión.
Es una exageración?
Es una auténtica realidad?
Qué significado tiene esta forma de “hablar”?
Reflexionando sobre esto, recordé como me ha impresionado siempre, el ver a dos personas almorzando o cenando en un lugar público sin dirigirse la palabra.
Tal vez sea un reflejo de uno de los males que nos afectan a los humanos, tan dados como somos a salvar siempre las apariencias.
Un hombre y una mujer participando de una comida en un lugar público, puede significar para quién los mira sin prestar mucha atención, que se está frente a un hecho tan natural como agradable.
Pero es esa la verdad?
No. Me imagino en una congregación donde las personas se saludan, se preguntan por sus familias, por su trabajo y por su vida personal.
Todo muy esquemático, porque en realidad a nadie le importa mucho como está la otra persona. Se trata de cumplir con ese requisito que plantea la formalidad del tratamiento en la iglesia.
Me pregunto entonces, si estoy al margen de este tipo de situaciones? De ninguna manera, hablamos de Jesús, pero lo mencionamos solo para hacer declaraciones, supuestamente llenas de fe.
Pero el Hijo del Hombre, admitiría estas expresiones?
Recordemos como dijo Él mismo, que le diríamos Señor y no nos reconocería. Pensemos en nuestra vida y pongámonos como si fuera ante un espejo con la imagen que nos ha impactado.
Dios estableció el matrimonio, como algo fecundo, difícil, pero hermoso!
Efesios 5:28-30
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
Agradecemos a la Iglesia del Salmo Salao y a Mott.pe,
el motivo de reflexión.