En una predicación una hermana se sorprendía porque dijimos que era muy notable la obediencia de Pedro de echar las redes, cuando el señor Jesús le dijo que lo hiciera.
La sorpresa se derivaba del hecho de que Pedro era el pescador y ya había renunciado a seguir con sus tareas porque la mañana había llegado y debía esperar hasta la noche siguiente. Porque se pescaba de noche, no de día.
Entonces Jesús le dijo que echara las redes nuevamente y Pedro respondió sin dudar a pesar de que su experiencia y su lógica le indicaban que no debía hacerlo, sin argumentar que el Divino Maestro era carpintero y no pescador.
Muchas veces nos podremos encontrar con situaciones como esta, en las que recibiremos indicaciones para obrar de una determinada manera, que va en contra de nuestra experiencia o de nuestro saber.
Pero en eso precisamente radica la obediencia y también un principio de fe fundamental, porque juntos la obediencia y la fe, pueden liberar hechos tremendos como le ocurrió a Pedro y sus compañeros.
No pongamos límites humanos a las cuestiones sobrenaturales, porque con toda seguridad nos perderemos los resultados contenidos en las redes de las cosas que no se ven, pero que milagrosamente están listas para nosotros.
Salmos 141:10
Diego Acosta García