Construir algo siempre ha sido una cuestión importante para los hombres. Desde grandes monumentos para que los supervivan después de muertos, hasta obras que podrían demostrar su poderío y supuesta grandeza.
Edificar siempre ha sido una constante, que asumiendo una dimensión más sencilla está relacionada con la necesidad de proveerse de un lugar donde vivir y un techo bajo el cual protegerse.
En estos dos grandes ejemplos que hemos sugerido se pueden reflejar también en dos cuestiones que se plantean en el Libro de los Proverbios, con relación a la mujer sabia.
Esa mujer que luego es exaltada en el propio Libro como la virtuosa, destacando varios dones que ponen de manifiesto su singular capacidad como esposa y como madre.
Esa mujer sí que puede edificar su propio hogar, es decir darle a su familia una visión que esté animada por el Espíritu de Dios e influir en su descendencia para que no se aparte del buen Camino.
A eso le podemos llamar edificar una familia, en un sentido figurado pero que se torna literal por la trascendencia que asume hacia el futuro, como legado de sabiduría.
La mujer necia en cambio es capaz de derribar hasta lo que está bien construído y con sólidas bases. La necedad humana es lo contrario de la Sabiduría y por eso es tan peligrosa y destructiva.
Proverbios 14:1
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira