Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos sujetos a una presión permanente que algunos soportan mejor que otros, pero que desde luego existe.
Esa presión nos hace a veces buscar ejemplos de una tremenda frivolidad pero que ejercen como una especie de alivio, hacia aquello que nos perturba.
Así es como nos vamos creando supuestos consejeros que nos dicen aquellas cosas que precisamos escuchar, no por buenas sino por gratas a nuestros pensamientos.
Nos alejamos de la realidad con una velocidad impresionante y comenzamos a vivir en un mundo donde todo nos resulta posible y donde parece que la sombra de la maldad se ha desvanecido.
Esos ejemplos ficticios son los que finalmente terminan guiando todo lo que hacemos, olvidando que lo fundamental es vivir de acuerdo con las normas del Eterno.
Lo más cruel de todo esto es que el día en que tratemos de recuperarnos, advertiremos que los ejemplos en los que creímos son iguales a nosotros, hombres y mujeres sin rumbo y viviendo sin pensar en nada.
Es tiempo que despertemos de todas las ensoñaciones y seamos fieles a lo que debemos ser fieles, ignorando los ejemplos perturbadores del mundo que nos apartan de los principios de la Salvación.
Isaías 47:12
Diego Acosta García