Más de una vez se ha ejemplificado la vida de las personas como un círculo en movimiento, lo que supone que en algunos momentos estaremos arriba y en otros abajo.
Este concepto tiene su lógica y también es aplicable a nuestra vida como cristianos, teniendo en cuenta que a lo largo de los años habrá oportunidades para que nos ocurran muchas cosas.
Salomón en el Libro de Eclesiastés nos dice que hay un tiempo para todo, lo que representa un importante llamado de atención acerca de cómo vivimos.
Siempre hemos considerado que los dos momentos más peligrosos que debemos superar en la vida, son los de la euforia y la tristeza.
Reconociendo que hay un tiempo para todo, la euforia es perturbadora porque nos podría llevar a asumir actitudes que pueden ser contrarias a lo establecido por el Eterno.
Ese estar en la parte más alta del círculo, sin pensar que todo lo que somos y todo lo que hacemos está bajo el control del Todopoderoso, nos puede llevar a una caída imprevisible.
Comprendiendo que el ejemplo del círculo es válido, estaremos preparados para asumir cada momento de nuestra vida como un paso hacia la meta final, que es parecernos al Señor.
Tanto en la euforia como en la tristeza, recordemos que nada escapa a la Voluntad Soberana de Dios y ÉL siempre tiene los mejores pensamientos para con nosotros.
Seamos sabios y aprendamos la lección, que el círculo nos llevará por tiempos distintos, por momentos distintos y en todos debemos ser fieles y agradecidos al Señor.
Filipenses 4:12
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira