EL CUIDADO

cuidado
Voy a hablar del cuidado, del CUIDADO con mayúscula!
Seguramente todos podremos recordar algunos momentos de nuestra vida en los que la sensación de ser cuidados, nos resultó imborrable.
Son momentos entrañables que forman parte de la historia íntima, que tal vez no revelemos nunca, pero que guardamos en nuestra memoria.
También habrá quienes puedan decir que nunca se sintieron cuidados y por lo tanto tratan el tema como un ejercicio intelectual.
Yo guardo en mi memoria algunos momentos preciosos en los que me sentí cuidado, me cuesta trabajo pensar si en esos momentos participó mi padre o mi madre. Pero si tengo claro que esos gestos existieron.
Del mismo modo debemos ser sabios y brindar nuestro afecto a otras personas, especialmente y primordialmente a nuestros hijos. Para que ellos puedan a su vez transmitir esa sensación de ser cuidados.
Pero hay una diferencia fundamental, con relación a sentirse cuidado.
Y no es otra cosa que la de sentirse cuidado… por el Señor!
Esto es exactamente lo que me ha ocurrido en días pasados y muy recientemente, cuando contra toda lógica pude realizar un esfuerzo, que en principio era superior por completo a personas de mi edad.
Sin embargo afronté ese esfuerzo con la certeza de que sería CUIDADO por el Eterno y por lo tanto con esa Confianza, hice mucho más de lo que me hubiera imaginado.
Por esta razón doy gracias al Todopoderoso, porque tuvo la Misericordia de guardarme y la Gracia de enseñarme que era por ÉL que todo lo ocurrido resultara bueno y agradable.
Estemos atentos, porque EL CUIDADO de Dios, puede ser imperceptible en el aturdidor mundo en que vivimos.
Salmo 55:22
Diego Acosta / Neide Ferreira