Analizando los mensajes publicitarios que recibimos sistemáticamente, podremos advertir que constantemente se nos induce a prepararnos para ser prósperos, triunfadores.
En esos reclamos pareciera que no hay espacios para quienes aspiran llevar una vida por caminos normales, como personas normales y sin grandes ambiciones o pretensiones.
Pareciera que la normalidad no es algo deseable y mucho menos el hecho de no aspirar a logros personales que nos proyecten por encima de la media de nuestras relaciones.
Se fomenta ese lado tan especial de nuestra personalidad, que es la necesidad de ser alguien, por encima incluso de nuestras propias posibilidades.
Se trata de que cambiemos nuestros valores por otros que si son compatibles con el éxito, la riqueza y también con la falta de escrúpulos para tomar decisiones.
La repetición de estos mensajes nos van guiando a pensar que tal vez esas personas que nos pueden capacitar en una determinada dirección, tengan razón y que somos nosotros los equivocados.
Es evidente que hay quienes conocen las debilidades humanas y las explotan sin ninguna clase de limitaciones, porque lo importante es ser diferentes, ser mejores, superiores.
No nos perdamos por esos atajos ocasionales, porque nos pueden llevar a situaciones inimaginables y de la que es muy difícil apartarnos sin sufrir daños. Sigamos al Único Camino… el que nos lleva a la Verdad!
Salmos 39:6
Diego Acosta García