EL LUGAR DE DIOS


Reconocer nuestros errores nos ayudará a centrarnos en nuestros propósitos y especialmente a reencontrarnos en el Camino correcto y no el equivocado.

Demasiado frecuentemente caemos en la grave tentación de tomar decisiones o de solucionar problemas, desde nuestra propia sabiduría o con nuestras propias fuerzas.

Solamente cuando fracasamos, cuando advertimos que a pesar de nuestro voluntarismo  o de nuestra tenacidad, no encontramos ni las decisiones correctas ni las soluciones que esperamos, apelamos a Dios.

En otras palabras hasta que no fracasamos rotundamente, tratamos de ocupar el lugar de Dios porque pensamos que somos superiores o porque nuestra vanidad nos impulsa a hacer lo equivocado.

La comprensión que ocupar el lugar de Dios es mala para nuestras vidas, nos debe llevar al arrepentimiento por nuestra arrogancia y para poder recibir la Gracia del Perdón.

Todas las veces que estemos a punto de caer en esta tentación recordemos las consecuencias que debimos afrontar en el pasado, para que en nuestro futuro no haya más tristes experiencias.

Nunca olvidemos que Dios es el Soberano sobre todas las cosas y Soberano sobre nuestras vidas. Recordemos siempre que cuando Él ocupa su lugar, estamos bajo su Gracia y su Bendición.

Hechos 4:24
Diego Acosta García

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