Cuántas veces nos detenemos en las informaciones relacionadas con las personas más ricas del mundo?
Por mucho que lo neguemos, damos la impresión que todo lo relacionado con el dinero ejerce sobre nosotros un incuestionable atractivo!
Esto nos llama a reflexionar acerca del valor que le damos al dinero, la importancia que tiene para nuestra vida y como obra en nuestro corazón.
Por el dinero hubo una traición histórica y por dinero también, un joven lloró luego de conversar con Jesús durante su ministerio terrenal.
En tiempos anteriores a ese, hubo levantamientos de quienes trabajaban en los lugares de donde se sacaba el dinero: Las salinas y la sal…en el imperio romano.
El dinero no es una cuestión de un determinado momento de la historia. Es algo que forma parte de la sociedad podríamos decir que desde siempre.
Pero el fondo del tema sigue siendo el mismo: Qué valor le damos al dinero?
Pareciera que nunca nos alcanza. Si lo poseemos en cantidades muy justas, anhelamos tener más, para poseer más bienes, para disfrutar de la vida y del ocio.
Pero quienes lo tienen en grandes cantidades, nos demuestran que siguen buscando incrementar sus ganancias para ser más ricos todavía.
Si buscamos alguna respuesta sensata a este tema, además de buscarla en la Palabra de Dios, la busquemos en nuestro corazón.
Es allí donde se libra la gran batalla, entre quién es nuestro Proveedor y el dios mamon. La batalla entre Quién sabe lo que necesitamos y el nefasto espíritu de la avaricia!
Lo malo del dinero, es amarlo!
Eclesiastés 5:10
Diego Acosta / Neide Ferreira