ESTUDIO BÍBLICO
Existe un proceso en el pecado del hombre que comienza con la tentación, que hace mella en cada individuo en las áreas en que su propia concupiscencia se manifiesta (sus debilidades). Hasta aquí no hay pecado, pero cuando uno, de su voluntad, decide seguir la tentación entonces comienza el pecado que puede ser en deseo, acto u omisión.
Mateo 5:27.
27Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón
La codicia ya produce, delante de Dios los efectos del pecado. Tanto la codicia como el odio, la envidia o la queja son actitudes pecaminosas del corazón.
Santiago 4:17.
17y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Dejar de hacer algo que sabemos que podemos para bien de otros es pecado, así aquellos hombres piadosos que pasaron delante del herido en la parábola del buen samaritano pecaron con su actitud de evitar compromiso en aquella situación.
Romanos 14:20-23.
20No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. 21Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. 22¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 23Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
La medida correcta para saber cuando hay pecado o no en algo, está en la fe que tenemos en hacerlo, si realmente guiados por el Espíritu (que es el que da fe) tenemos fe para hacer algo, tendremos libertad para hacerlo, mas si hay duda entonces se cumple la palabra “lo que no proviene de fe es pecado”
Pr. Ramón Ubillos