Se afirma con acierto que la vida cristiana es un auténtico proceso en el que los tiempos se van dando de una manera ordenada y con una secuencia inmodificable.
Por eso cuando en algunas ocasiones pretendemos cambiar el ritmo de ese proceso nos encontramos con situaciones inesperadas, que nos hacen reaccionar equivocadamente.
Lo suyo es que debemos aprender tema por tema en base a la experiencia que vamos teniendo en nuestra vida de creyentes, sin pretender romper la forma de enseñanza que Dios ha establecido.
Nos podemos preguntar si es posible que Dios haya establecido un proceso de enseñanza? Y nos preguntamos bien, porque taxativamente no ha sido expuesto, pero si a través de la forma de desarrollar el proceso.
Si hablamos de paciencia, por poner un ejemplo de aquello que tanto nos cuesta practicar, es necesario comprender que difícilmente sabremos más si la entendemos intelectualmente.
Es evidente que se trata de un ejercicio en el que día tras día vamos aprendiendo un poco más y comprendiendo que es inútil acelerar en la dirección que estimamos conveniente.
El proceso de crecimiento dado por Dios a los hombres se asemeja mucho al de la vida natural, nacemos criaturas y progresivamente crecemos con los años. Aprendamos a entender el proceso de Dios!
Salmos 92:12
Diego Acosta García