Resulta importante en estos tiempos tan difíciles que recordemos que nuestra Salvación la obtenemos por Gracia y porque somos Coherederos de las promesas que el Eterno hizo a Israel.
La Biblia podría resumirse desde esta perspectiva como la relación entre Dios y su Pueblo, que demuestra como los hombres con nuestras rebeliones y también con nuestras grandezas, confiamos em Dios.
Si somos Coherederos de las promesas de Dios a su Pueblo, debemos también identificarnos con ese Pueblo, al margen de sus aciertos y de sus errores.
Sentirnos parte del pueblo de Israel, es lo mismo que honrar a nuestros padres según el mandato eternal. No se nos piden opiniones sino que se nos pide que los honremos.
En la más profunda intimidad examinemos esta cuestión espiritual de tanta trascendencia, para que entendamos que estar con Israel es estar con el Pueblo de Dios.
Puede haber argumentos en contrario, pero la relación con Dios pasa ineludiblemente también por nuestra relación con su Pueblo, como lo señala la oración de cada día de los judíos: Escucha Israel…
Si la fe se demuestra con las obras que realizamos, en este caso la fe la demostraremos con la solidaria actitud de compartir todo lo bueno y todo lo malo que le ocurra al Pueblo de Dios.
Deuteronomio 6:4
Diego Acosta García