ELECCIÓN

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En los momentos en los que declaramos que somos seguidores de Jesús, que anhelamos ser sus discípulos, deberíamos reflexionar acerca del significado de estas expresiones.

Sin la menor duda son buenas porque revelan las intenciones de nuestro corazón, pero deberíamos pensar en lo que representan.

Si tuviéramos que elegir a nuestros compañeros de andar por los caminos del Señor, elegiríamos a:
Sencillos trabajadores
Cobradores de impuestos repudiados por la sociedad
Prostitutas
Hombres sin cultura
Perseguidor de cristianos
Pecadores notorios
Un traidor?

La lista puede engrosarse pero es lo suficientemente ejemplificadora, como para que nos detengamos a pensar en las diferencias que aún tenemos con el Hijo del Hombre.

Si reparamos en la lista seguramente nos daremos cuenta que lejos estamos de seguir los pasos del Señor!

Con relación a esta cuestión, pienso en mis actitudes la mayoría de las veces tan selectivas con mis compañeros de esfuerzo, con mis hermanos de la congregación.

Si alguien me preguntara si discrimino a las personas, le diría rápidamente que no. Y más rápidamente todavía, tendría que rectificar lo afirmado para responder que dolorosamente, sí discrimino.

Pienso que todo esto nos ocurre porque olvidamos el mensaje de Jesús cuando reveló a quienes venía a buscar y quienes no lo precisaban.

Debo obligarme a luchar con ese rasgo tan humano y tan carnal de discriminar a las personas que nos rodean, por su situación económica, su nivel laboral, su cultura, su origen, su apariencia.

El Salvador no discriminó a nadie por su condición, ni por su humildad, ni por su trabajo, ni por su pasado. Tal vez si lo hubiera hecho, no nos hubiera aceptado. A mí el primero!

Marcos 2:17

Diego Acosta / Neide Ferreira

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