DEVOCIONAL
Evocando un pasaje del Ministerio de Jesús, me preguntaba qué pasaría si ÉL me dijera Sígueme, como le dijo a varios de quienes fueran sus discípulos.
Obviamente las circunstancias son irrepetibles, pero no es menos cierto que aplicando sus propias expresiones, puedo llegar a pensar que ÉL me está mandando algo personalmente.
Si aplico me diste de beber, cuando le acercaste un vaso con agua a un necesitado, lo mismo puedo hacer cuando se me indica que debo hacer algo para extender el Reino.
Muchas veces cometemos el error de creer que los Mandatos genéricos, no nos incluyen para ser respetados y cumplidos.
Cada Mandato debe ser tenido por personal, aunque no nos guste su contenido o nos disguste la forma en que debemos realizarlo.
Nuestro compromiso debe ser siempre firme y concreto. Porque me puedo preguntar: Qué pasaría si dejo de obedecer un Mandato del Eterno?
Y qué pasaría si el propio Dios se cansara de mis rebeldías?
Salmo 119:148
ES – Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche,
para meditar en tus mandatos.
PT – Os meus olhos anteciparam-me às vigílias da noite,
para meditar na tua palavra.
Diego Acosta / Neide Ferreira