DEVOCIONAL
Frecuentemente proclamamos nuestro pleno convencimiento de obrar según lo que el Eterno ha establecido.
Pero cabe preguntarse: Es verdad lo que afirmamos?
Si se tratara de una respuesta personal, es problemática una afirmación categórica, porque siempre hay condicionantes.
Uno de ellos es mi propia incredulidad, que surge cuando los planes que había elaborado se modifican sin posibilidad de reencauzarlos en la dirección que me gustaría.
Por mucho que lo diga, casi siempre reacciono de mala manera, cuando un proyecto es modificado, pues compruebo que es inútil elaborar nada sin que lo apruebe Dios.
Como buen ser humano que soy, hay una tendencia natural a intentar modificar la realidad según mi conveniencia, dejando para después que mi decisión la apruebe el Todopoderoso.
Y como humano que soy me revuelvo, la mayoría de las veces, al advertir que aquello que me parecía bueno, no lo es para quién tiene todo el Poder.
Entonces, me humillo y pienso en esa frase que he utilizado tantas veces: Lo bueno es enemigo de lo mejor! Por la simple razón de que lo bueno es mi pequeña dimensión y lo mejor, la Grandeza del Señor.
1 Crónicas 16:11
Buscad a Jehová y su poder;
buscad su rostro continuamente.
1 Crônicas 16:11
Buscai o Senhor e a sua força;
buscai a sua face continuamente.
Diego Acosta / Neide Ferreira