Prestando un mínimo de atención se puede comprobar como quienes nos llamamos hijos de Dios, estamos como temerosos de mostrar lo que somos.
Asumo mi propia responsabilidad en este asunto, porque el mundo va ocupando los lugares que torpemente estamos cediendo.
Es necesario y me lo digo cada día, que recuperar el Mandato de Jesús y afirmar con rotundidad lo que Él hizo en mi vida y lo que puede hacer en la vida de cada persona.
No puedo y no debo silenciar esta Grandiosa Obra, como si se tratara de un secreto familiar o de un hecho del que mejor es no hablar.
Hasta cuando me esconderé en mis torpes argumentos para estar callado, para no mostrar ninguna señal que me pueda relacionar con Jesús?
La conquista del Reino es para los valientes, no para quién se escuda en el temor, en la falta de oportunidad o en ese miserable pretexto de no escandalizar a nadie.
Me digo y me repito: La hora ha llegado!
No me digo, está llegando, porque sería postergar una vez más el cumplimiento del Mandato de hablar de las Buenas Nuevas!
Romanos 1:16
ES – Porque no me averguenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;
al judío primeramente, y también al griego.
PT – Porque não me envergonho do evangelho de Cristo,
pois é o poder de Deus para salvação de todo aquele que crê,
primeiro do judeu e também do grego.
Diego Acosta / Neide Ferreira