Este Mandato debemos recordarlo no solo todos los días de nuestra vida, sino también a cada momento de nuestra existencia.
Puede resultar excesivamente dramático este reclamo a cumplir con el Mandato bíblico, pero hoy más que nunca estamos expuestos a ser engañados por las personas o las situaciones más insospechadas.
Así se lo expresaba a un joven matrimonio, que me comentaron que habían salido desorientados del culto dominical y no sabían que hacer.
Sin ánimo de criticar y mucho menos de juzgar, la sugerencia a modo de consejo que les dejé, fue la de que escudriñaran y contrastaran lo escuchado con la Palabra de Dios.
Esta es la prueba irrefutable acerca de si hemos escuchado algo cierto o algo tergiversado por una mala interpretación humana.
Solamente procediendo de esta manera nos evitaremos horas angustiosas, al no saber como obrar frente a determinadas expresiones que podemos haber leído o escuchado.
Cumplamos con rigor el Mandato de ESCUDRIÑAR!
Eclesiastés 12:9
Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al
pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar,
y compuso muchos proverbios.
Eclesiastes 12:9
E, quanto mais sábio foi o Pregador,
tanto mais sabedoria ao povo ensinou;
e atentou, e esquadrinhou, e compôs muitos provérbios.
Diego Acosta / Neide Ferreira