Hay quienes exaltan sin disimulos lo que se ha dado en llamar… la ley del menor esfuerzo. Se destaca una manera de obrar que tiene en la Palabra de Dios una serie de referencias.
Una de ellas tal vez pueda reflejarse en la laboriosidad de las hormigas. Pero no solo por su capacidad de trabajo sino también por su capacidad para hacer previsiones para los tiempos difíciles.
Alguien puede suponer que esto se opone a lo que dijo Abraham a Isaac: Dios proveerá.
En absoluto no debemos buscar contradicciones donde no existen. Es rotundamente cierto que Dios es nuestro Proveedor, pero no es menos cierto que el propio Dios condena la falta de esfuerzo.
Si aplicamos estos conceptos a nuestra vida personal podremos comprobar fácilmente, que Dios es nuestro Proveedor. Lo ha sido y lo será siempre. Pero eso no significa que nos dediquemos a no hacer nada.
No solamente no lo debemos hacer, sino que además no tendríamos ningún argumento para defendernos. Esto es lo que ocurre con quienes se pasan la vida viviendo con el esfuerzo de los demás.
Pero aún en una cuestión tan práctica y tan material como esta, podemos tener la plena certeza de que el Juicio del Eterno llegará a quienes se aprovechan del esfuerzo ajeno.
Esforzarse no significa afanarse!
Esforzarse significa poner todo nuestro empeño en aquello que Dios ha colocado en nuestra mano para que lo hagamos. Y todo nuestro esfuerzo debe estar especialmente dedicado a servirlo!
Proverbios 19:15
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira