TEXTO EN ESPAÑOL
Amados, Gracia y Paz os sean multiplicadas. Una vez más, una reflexión para la Gloria de Dios. Quiero centrarme hoy en el conocido y practicado verbo que es “Esperar”. Esperar es algo que gusta a pocos, pero que suele ser requerido y necesario. Yo mismo era conocido por un tiempo como alguien que rehuía el proceso de la espera. Sin embargo, debería haber sido llamado Desesperado, no solo ansioso. Parece que es algo genérico y colectivo, sobre todo en estos días de rapidez y urgencia de las cosas. Sin embargo, hay bendiciones y resultados positivos cuando esperamos. Veamos pues lo que dice el salmista en varios textos y también Isaías, y los resultados. Más bien, queremos recordar que Dios no tiene prisa por cumplir Sus promesas y bendiciones, porque para Él todo ya pasó. Veamos primero el Salmo 27:14, que dice: «Espera en el Señor, y ten buen ánimo». “Espera en el Señor y ten buen ánimo”. Hay una bendición para aquellos que esperan con buen ánimo. El desaliento es enemigo de los que esperan. A menudo provocamos el aborto de las promesas o providencias divinas cuando permitimos que el desánimo reemplace la esperanza y ánimo. Este fue el caso de nuestra Sara, que no se atrevió a esperar el milagro del nacimiento de Isaac. Sabemos las consecuencias. Luego tenemos otro Salmo, que es el Salmo 37:7, que dice: «Descansa en el Señor y espera en Él». Hay otra bendición para aquellos que saben esperar y descansar, y que no se apresuran. David, por ejemplo, es un ejemplo de esperanza que descansa en el Señor. Incluso cuando fue elegido rey de Israel, esperó, según el Salmo 40:1, el día y la hora para sentarse en el trono de Israel. Esto llevó al menos 15 años. La precipitación, como sabemos, es enemiga de los resultados positivos y la perfección. Moisés ha sido otro, que mató a un soldado egipcio, escondiéndolo bajo la arena, antes del tiempo de Dios. Conocemos los resultados. Nuestro querido Paulo rechazó a Marcos, sobrino de su amigo Bernabé, en el segundo viaje. Luego, tras una seria disputa entre ambos, se separó del amigo que tanto lo ayudó en el comienzo. Vayamos a otro texto, el de Isaías 40:31 – “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” Esperar en el Señor para ser renovado es una experiencia santa que vivimos desde los años 60. Una santa renovación espiritual, una renovación que ha sucedido y viene sucediendo para los que han creído, esperado y esperan en el Señor. Renuevan las fuerzas con el poder del Espíritu en sus vidas. Y los renovados, como dice el texto, levantarán alas en comunión con Dios. Correrán o caminarán en la Santa Obra sin agobios ni cansancio, de un modo diferente y santo. Esperar en el Señor también habla de la paciencia que debemos tener, pues el Señor tiene Su hora y tiempo para cumplir lo que prometió. Hay otros Salmos, como el Salmo 37:34, que dice: «Espera en el Señor y guarda Su camino». Guardar el camino es lo mismo que conocer anticipadamente los caminos o planes divinos para nosotros. Uno de nuestros errores comunes como siervos del Señor es cuando hacemos o decidimos cosas sin consultarlo primero. Le dijo varias veces a David: Ora para que te muestre el camino o el plan divino. El Salmo 103 dice que Dios reveló al pueblo de Israel Sus obras o milagros, pero Sus caminos solo los reveló a Moisés. Caminos o la voluntad divina y sus designios. Guardarlos es guardar Sus palabras en nuestro corazón, cumplir Sus planes. Amados, esperemos como esperó Abraham. Esperó incluso contra toda esperanza, o cuando no había esperanza aparente. Es bueno recordar que esperar el arrebatamiento, no es suficiente solo esperar; es necesario esperar con ánimo, con descanso, con renovación espiritual, con paciencia y guardando todas las cosas que Él ha ordenado, especialmente la santidad de vida, velando siempre, para que nuestras vestiduras blancas permanezcan siempre blancas. Amén. Del Pastor Autilino para la Gloria de Dios. Amén.