En su infinita Sabiduría el Eterno concibió el planeta donde se desarrollarían las joyas de su Creación. Dotó a la Tierra de todos los elementos físicos y naturales para que la vida fuera posible.
En su infinita Omniscencia, el Soberano concibió la división del tiempo para que tengamos referencias ciertas, para que nos sea posible vivir con orden, el mismo con el que Creó el mundo.
También estableció que la Tierra giraría sobre su eje, en su órbita en torno a la lumbrera mayor y además, determinó que el norte tendría un clima diferente del sur para preservar la continuidad de todas las especies.
La Creación resultó tan Grandiosa, que aún hay hombres que la niegan porque rechazan la idea de una concepción semejante, que en muchos aspectos todavía resulta inexplicable para muestra mente.
Del mismo modo que los humanos disfrutamos de las estaciones como el medio para garantizar nuestra supervivencia, también debemos aprender de la sabia Creación.
Las estaciones nos garantizan los alimentos y también la belleza estética de la propia Tierra. Así como disfrutamos de la concepción de las estaciones, debemos disfrutar de los ciclos de nuestra vida como seres vivientes.
A cada tiempo corresponde una manera de vivir y en la suma de todos los tiempos, completamos nuestro ciclo vital. Seamos sabios y aprendamos la gran Lección del Creador.
Todo lo que existe queda sometido a nuestro arbitrio. Así como todos quedamos sometidos a la Suprema Voluntad del Omnipotente!
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
