El día que por la Gracia reconocimos que Jesús es el Señor de nuestra vida y nos arrepentimos, ese día fuimos perdonados y nuestros pecados fueron olvidados para siempre.
Esta es la contundente realidad con relación a nuestros pecados del pasado y como opera el perdón en nuestras vidas, de una vez y para siempre y todo lo que hicimos queda olvidado.
Pero por qué entonces seguimos teniendo acusaciones? Es la propia Palabra quién nos revela la respuesta: Es el enemigo quién nos ataca, para que perdamos la Gracia del Perdón.
Cada vez que aceptamos una acusación sobre nuestro pasado estamos impidiendo que la Gracia del Amor de Dios actúe sobre nuestras vidas y quedamos sometidos a la dictadura del miedo y de la memoria.
Como obramos en situaciones como esta? Apelando a la autoridad que nos ha sido dada para quebrar toda palabra, sentencia, pensamiento, acusación que se haya levantado contra nosotros.
Si establecimos que Jesús es el Señor de nuestra vida nada ni nadie podrá impedir que sea nuestra Señor, salvo que sigamos aceptando las acusaciones por el pasado.
Debemos obrar con firmeza en estas situaciones porque el enemigo está al acecho y usa a personas o circunstancias para atacarnos y quitarnos la Paz y el gozo que solo Jesús nos puede dar.
Apocalipsis 12:10
Diego Acosta García