ESTÉRIL

DISCU2

Todo lo que no da frutos, lo vinculamos esencialmente con la mujer, que no puede concebir hijos. Por eso la llamamos estéril.

No dar frutos es una muestra de que nuestra fe no está en acción. Somos estériles!

Una fe sin frutos, es estéril!

Pero como llegamos a esta situación?

Como hay muchas respuestas, nos centraremos en una que ha sido frecuente preocupación en mi vida personal: La de las discusiones…estériles!

Un debate de ideas en la que nada resulta positivo, es una de las cosas más estériles a las que podamos dedicar nuestro tiempo.

Sabemos antes de comenzar que por mucho que aleguemos, que por mucho que nos preocupemos en tener los mejores argumentos, todo será en vano.

Quién habla con nosotros, es muy probable que se encuentre en la misma situación. Hablará porque debe hablar, pero sabe que por mucho que diga, todo será igual de vano.

Estas son las discusiones estériles!

Aquellas que nos hacen perder nuestro tiempo, agotan nuestra paciencia y nos llevan muchas veces a pensar, en cosas que no debemos sobre los demás.

Las discusiones son más peligrosas todavía, en el seno de las congregaciones, donde un cambio de ideas se puede transformar en una confrontación que dañe lo personal y también a la propia iglesia.

No debemos ser impulsores de ninguna discusión estéril!

No debemos alimentar nuestra vanidad personal, discutiendo por el solo placer de mostrar nuestra capacidad dialéctica o nuestros supuestos conocimientos.

El Señor nos ha dotado de talento, para edificar no para destruir. Cada vez que discutimos de manera estéril, estamos menguando nuestra fe y restando esfuerzos para el Reino.

Tito 3:8-10

Diego Acosta / Neide Ferreira

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