Hay reuniones en donde pareciera que el enemigo de nuestra fe tiene ganada la batalla final. Y esto parece comprobarse con las expresiones y las actitudes de algunas personas.
El mundo está cada vez peor…
La iglesia parece un club social
El matrimonio tiende a desaparecer…
El primer amor se está olvidando…
Muchas frases, muchas repeticiones y sobre todo la carga de fatalismo con que se describen las circunstancias que nos rodean a los creyentes.
Por qué este fatalismo?
Ninguno de nosotros fue engañado por Jesús!
ÉL no nos mintió con la prosperidad…
ÉL no nos prometió alegría, nos anunció aflicciones…
ÉL no nos prometió un mundo en paz…
ÉL nos anunció que seríamos perseguidos…
Y también ÉL nos prometió el Espíritu Santo como compañía, como Consolador y cumplió. No nos dejó abandonados.
El fatalismo entonces, deriva no de un engaño del Autor de nuestra fe sino de nuestros propios engaños y de nuestras erradas interpretaciones de las verdades bíblicas.
No debemos aceptar las palabras de quienes entienden las dificultades como derrotas y la adversidad como una frontera insuperable.
Jesús nos dio la Salvación y la Vida Eterna, nos reclamó compromiso para cumplir con la Gran Comisión y obediencia para servir y no ser servidos.
El fatalismo nunca será el mensaje de Jesús y por tanto no nos debemos dejar engañar por sus falsos profetas. Que cada fatalista cargue con su responsabilidad y con el peso de sus errores!
Juan 17:15
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira