FRIVOLIZAR LA FRIVOLIDAD

Puede parecer redundante que intentemos hacer más notable lo que ya de por sí es muy notorio, puede parecer exagerado lo que ya de por sí es exagerar un concepto.

Pero si observamos con detenimiento lo que ocurre a nuestro alrededor, lo que hablamos y lo que escuchamos, incluso lo que leemos en los medios electrónicos, tal vez no nos parezca tan fuera de lugar lo que afirmamos.

Estamos convencidos de que pasamos mucho tiempo compartiendo obviedades y que de tanto convivir con ellas, hemos perdido la perspectiva de lo que verdaderamente es importante.

Confundimos las frases hechas, las fórmulas repetidas una y otra vez, con mensajes que intentan aproximarnos los unos con los otros, creando una falsa sensación de fraternidad.

Por eso hablamos de frivolizar la frivolidad, porque vamos avanzando vertiginosamente en esa dirección, olvidando que lo verdaderamente trascendente, no se adorna con palabras bonitas o lugares comunes.

Todas estas reflexiones me las formulaba a título personal, observando lo que hacemos cotidianamente y advirtiendo como nos alejamos de aquello que es auténticamente importante.

Pensando en todo esto nos podemos preguntar: Y Jesús? Donde está Jesús en nuestras vidas? Con qué hechos demostramos que somos sus discípulos? No tenemos respuestas, salvo que la frivolidad nos está alejando de Él. Pero confiemos en su misericordia.

Salmos 88:12
Diego Acosta García

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