FRUTOS

fruitsPodemos estar muy satisfechos con nuestra vida!

Somos frecuentadores asiduos de una iglesia, ofrendamos y damos nuestros diezmos con regularidad. Podríamos decir que somos cristianos ejemplares.

Pero bastaría una sola pregunta para que ese imaginario mundo maravilloso comience a tener grietas. No porque no hayamos cumplido con determinadas normas, sino porque todavía falta una de las cuestiones principales.

Y los frutos?

Sin los frutos estamos incompletos. Hemos cumplido con una parte de lo que se nos demanda, pero faltan los elementos que demuestran nuestra fe en acción.

El primer fruto de Abraham fue la obediencia a Jehová. Ese es el sentido con el que debemos pensar en nuestros frutos.

Esta es la razón por la que Jesús habla de los buenos y de los malos frutos. Crudamente nos expone que es lo que no se puede sacar de un árbol según su especie. No podemos pedir frutos amargos de un árbol que los da dulces.

Cuando pensemos en nuestra vida de cristianos, pensemos también en los frutos que produce nuestra fe.

Nuestra mayor obra es contribuir a establecer el Reino de los Cielos, como se habla en Mateo para no herir la sensibilidad de los judíos o como debemos decir: el Reino de Dios.

Debemos pensar en nuestros frutos, no con el sentido de exhibirlos como logros personales, sino como resultado de la fe que obrando en nosotros, nos ha llevado a contribuir a ser parte del Reino.

Oremos para que así sea! Oremos por frutos verdaderos!

Mateo 3:8-10

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

 

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