Gedeón en los amargos momentos en que Israel vivía bajo el dominio de los madianitas, fue llamado por Jehová para encomendarle una gran tarea.
No era otra cosa que la liberación de Israel del cruel dominio que ejercían los madianitas, que se vengaban de los golpes que recibieron en los tiempos de Moisés.
Gedeón recibió la orden de derribar el altar que tenía su padre en pleitesía al dios Baal y también de destruir la imagen de Asera.
Pero el hombre lo hizo de noche, porque temía la reacción, ante aquello que le había mandado hacer Jehová.
Los hombres de la ciudad reclamaron al padre de Gedeón por lo que había hecho su hijo y aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, contienda Baal contra él.
En las circunstancias en que se encontraba Gedeón aún sabiendo que era Jehová quién lo mandaba, le puso la prueba del vellón que todos conocemos.
Por qué dudó Gedeón?
Lo hizo porque en la pequeñez de los hombres, siempre tenemos miedo de obrar a pesar de que sabemos que es Dios quién nos manda.
Aún sabiendo eso dudamos, como le ocurrió a Moisés cuando recibió la grandiosa misión de liberar a los israelitas de Egipto.
Como hombres que somos tal vez podamos justificar la actitud de Gedeón antes de enfrentarse a los madianitas, de tener temor.
Pero cada vez que tengamos que realizar algo que sobrepase nuestras fuerzas, que sea superior a nuestra dimensión humana, debemos confiar que si es el Eterno quién nos manda, será ÉL quién obre y no nosotros.
Tenemos miedo porque cuando obramos, pensamos que somos nosotros y no el propio Dios!
Jueces 7:36-40
Diego Acosta / Neide Ferreira