Las reacciones humanas son imprevisibles, incluyendo las mías naturalmente!
De forma inesperada me encontré con l
a imagen de un hombre joven exhibiendo varias armas. Lo primero que pensé fue…qué horror!
Lo primero, luego vino a mí esa tremenda confrontación de lo que hacemos con lo que nos manda hacer la Palabra de Dios.
Estamos para lamentarnos?
Estamos para asustarnos?
Estamos para quejarnos?
Estamos…donde?
Si fuera capaz de poder responder estos interrogantes, advertiría rápidamente que estamos en el lugar donde el Eterno ha dispuesto que estemos.
En el tiempo histórico que ÉL ha dispuesto que vivamos, porque sabe que estamos preparados para este lugar y para este tiempo.
Entonces por qué nos asustamos?
Porque de tanto ver sin escudriñar hemos perdido la visión superior que deberíamos de tener, para no mirar las circunstancias y para entender que nuestra presencia solo se justifica enfrentando los acontecimientos con la Oración.
Nadie nos ha mandado a ser valientes!
Nadie!
Por tanto no es valentía lo que se nos reclama. Se nos demanda que ante la adversidad personal o colectiva, entendiendo por esto el propio mundo, debemos ORAR.
Esta es el arma poderosa que el Todopoderoso nos ha puesto en las manos!
No es un arma de fuego, sino el arma tremenda con un poder inimaginable, para que el mundo se prepare para los grandes acontecimientos del final.
Quienes nos llamamos hijos de Dios, no nos debemos replegar en nosotros mismos, angustiados y desorientados, pensando en nosotros mismos y en nuestros amados.
Ante el horror, solo debemos reaccionar con la Valentía de Orar!
Orando se abrirán nuestros ojos para comprender la realidad que nos toca vivir!
Mateo 24:10
Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán
Diego Acosta / Neide Ferreira
