Los opuestos siempre nos ayudan a definir conceptos o situaciones.
Bueno – malo
Grande – pequeño
Importante – superfluo
Confianza – incertidumbre
En este último ejemplo nos detenemos para examinar nuestro interior, para saber cómo realmente estamos con relación a las situaciones que debemos enfrentar.
Los libros de historia nos refieren como en el pasado ante la incertidumbre los hombres recurrían a sus dioses. Uno para cada cosa…y cosa para cada dios.
A veces hasta cuesta trabajo detenerse a pensar cuantos eran los dioses que actuaban en contra de la incertidumbre de sus fieles.
A pesar de ello, los hombres buscaban la confianza perdida en ídolos fabricados por ellos mismos, lo que nos permite tener una idea de los resultados.
La apatía y el fatalismo eran comunes entre las naciones de la antigüedad, perdidos entre tantas imágenes y entre tantos supuestos hombres sabios o sacerdotes que interpretaban señales de las que podemos reír o asombrar por lo ingenuas.
Pero que ocurre cuando la incertidumbre nos domina?
Verdaderamente recurrimos a nuestro Dios?
O nos dejamos llevar por los impulsos o por lo que interpretamos como señales?
En medio de la incertidumbre, de algo podemos estar seguros. Dios no obra por impulsos ni nos concede señales que sean interpretables.
Dios, cuando apelamos con confianza a su Todopoderosa Voluntad, nos concede el equilibrio necesario, como para obrar con buen juicio y serenidad.
La incertidumbre solo dejará de dominar nuestro ánimo, cuando verdaderamente confiemos en el Dios Soberano que nos dio la vida.
Caso contrario avanzaremos a ciegas, tratando de ver la luz donde no puede haberla!
Isaías 12:2
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira